Recortes sociales en Europa

Si cantara el gallo rojo...

Si cantara el gallo rojo...
...otro gallo cantaría

jueves, 29 de julio de 2010

La legítima violencia


Lunes, 14 de Junio de 2010 23:19 inSurGente.org Estado Español - País Vasco

(Un artículo del jurista Javier Ramos Sánchez).- Cuando Raskolnikov, el héroe de Dostoyevski en «Crimen y castigo», trata de justificar el asesinato de la vieja usurera Alena Ivanovna, recurre a las crueles matanzas llevadas a cabo por Napoleón, un hombre sin duda glorificado y encumbrado por mor de sus brillantes tácticas militares, las que, sin embargo, produjeron decenas de miles de muertos, heridos y mutilados. Todo se le ha perdonado al gran estratega, se queja amargamente el personaje, precisamente, porque condujo a la muerte a miles de hombres en lugar de acabar con la vida de uno sólo. Si así hubiera sucedido, si tan sólo una persona hubiera muerto a manos del gran general, entonces hubiera pasado de héroe a villano con la misma facilidad con la que muta su naturaleza el vino en vinagre.

Acabar con la vida de miles de personas, en Irak o Afganistán, incluso cuando las víctimas concurren al dichoso evento de una boda, forma parte de la «violencia legítima» de ciertos estados aliados que se han autoconferido el derecho a invadir, sojuzgar, violar y masacrar a otros pueblos porque, como dijera el jefe del Estado alemán en desdichado desliz, así también defienden sus intereses económicos. Los únicos, digamoslo claramente, que cuentan en éste y otros mundanos asuntos. Simples «daños colaterales», en suma. El Estado de Israel lleva implementando esta política de «Estado gamberro» prácticamente desde que ocupó la tierra palestina, allá por 1948. Desde entonces se dedica, y con no poco éxito vista la permisividad de la comunidad internacional, al asesinato selectivo, al despojo de tierras palestinas, las incursiones militares contra civiles, la utilización de armas químicas prohibidas por convenios internacionales, la piratería en alta mar y otras tropelías que por innumerables obviamos citar. Las resoluciones de la ONU al respecto simplemente se las pasa por el arco de triunfo, gracias a la mano amiga del «capo di capi», los EEUU de Norteamérica. Así son las cosas en este mundo de hipócritas y asesinos de masas.

En Euskal Herria, sin embargo, la vara de medir es bien otra. Cuando el actual lehendakari, ilegítimo ab origine pues es bien sabido que ocupa el cargo en base a una amputación previa del cuerpo electoral, nos declama sobre la «deslegitimación de la violencia», la náusea asoma al estómago y la sangre a la tez, de pura vergüenza ajena. Un hombre que pertenece al mismo partido que utilizó las cloacas del Estado para secuestrar y asesinar en nombre del GAL nos ilustra nada menos que sobre pacifismo y deslegitimación de la violencia. Ver para creer.

Vayamos por partes. El manoseado Plan del impostor lehendakari simplemente pretende adoctrinar al alumnado en la supuesta ilegitimidad de una y nada más que una de las violencias, la que ejerce ETA, naturalmente. Lo mismo hubiera dicho y hecho el señor Goebels acerca de la violencia de los «terroristas» que atacaban las unidades de la Wehrmacht. La cuestión es bien peliaguda empero.

¿Es acaso Euskal Herria un país ocupado? Respóndase el lector como mejor pueda. ¿Resulta legítima la actividad armada frente a la ocupación? El Código penal vigente me impide responder a esta cuestión. ¿Cuántos muertos hay que poner encima de la mesa para que el vulgar asesino pase a ser declarado contendiente y su inicial actividad criminal fruto de un «conflicto político»? ¿Por qué tiene más derecho el Estado de Israel a atacar y asesinar a una flotilla de activistas pacíficos en aguas internacionales y menos la guerrilla chechena o la insurgencia colombiana a ejercer esa misma actividad armada?

¿De qué violencia nos hablan esos melifluos obispos impuestos, quizá de la que ha ejercido la Iglesia en los últimos 2.000 años al servicio del poder establecido? Se estima que 500.000 personas fueron declaradas culpables de «brujería» y murieron quemadas entre los siglos XV y XVII, la mayoría mujeres. Previamente y con el consentimiento papal fueron brutalmente torturadas para que denunciasen a otras futuras víctimas. Todo bajo la corrupta vigilancia de esa «misericordiosa» Madre Iglesia.

¿De qué violencia osa mentar la derecha franquista actual que promovió un golpe de Estado que dejó cientos de miles de víctimas, torturadas y vilmente asesinados, además de confiscar sus bienes y pertenencias? La misma derecha que nunca ha condenado al dictador ni a sus herederos políticos. El señor Basagoiti pierde muchas oportunidades de estarse callado. Más muy al contrario, alardea y se revuelca en su repugnante cinismo. Y puede hacerlo porque maneja los hilos del ilegítimo Gobierno de Gasteiz. El herrumbroso PSOE de la mano, y maniatado, por los cuneteros de 1936, para escarnio de sus familiares asesinados.

El mentado plan de «Convivencia democrática y de deslegitimación de la violencia» nos habla de «valores democráticos» y a buen seguro que se refiere a aquellos que permiten, por ejemplo, que parte de la ciudadanía vasca siga sin poder ejercer su derecho de sufragio activo y pasivo, a que conocidos líderes políticos sigan encarcelados precisamente por ejercer la política, a que se sigan produciendo denuncias de malos tratos y torturas con cada nueva razzia policial o a que, en fin, la palabra y la decisión del Pueblo vasco siga siendo preterida y ninguneada con el desprecio que se manifiesta por una colonia sojuzgada. Esos son sus «valores democráticos» y aquellas sus «instituciones» para hacerlos valer, por las buenas o por las malas. Y pretenden que la gente comulgue con esas ruedas de molino. Vosotros inventasteis el terrorismo, el que mayor terror produce, el terrorismo de estado. No tenéis la más mínima autoridad política ni moral para dar lecciones de convivencia, menos aún de democracia y desde luego ninguna sobre derechos humanos. Y la sociedad vasca lo sabe perfectamente. A otro perro, pues, con ese hueso.

(Artículo publicado en Gara)

La legítima violencia (y II)


Martes, 27 de Julio de 2010 06:50 inSurGente.org Estado Español - Política

(Un artículo del jurista Javier Ramos Sánchez).- En marzo de 1970, el general Westmoreland, Jefe del Estado mayor de los EEUU, elabora un documento supersecreto en el que sugiere « ...la implicación en países en vías de desarrollo en la lucha global contra el comunismo... organizando operaciones con nombres como libertad, justicia o democracia. Sintetizando, no importa si en esos gobiernos hay demócratas o fascistas en el poder. Y si ese gobierno no quiere tomar medidas al respecto, lo harán los servicios de inteligencia militar de EEUU organizando operaciones especiales para convencer de lo contrario tanto a ese gobierno como a la opinión pública. Se organizarán operaciones violentas o no violentas, según la situación concreta».

Ésta es la doctrina político-militar de los EEUU desde, al menos, la Segunda Guerra Mundial; esto es, la utilización sistemática del terror, en todas sus variantes, contra cualquiera que ponga en entredicho su sistema de dominación imperialista y su modo de producción capitalista.

Desde entonces y desde la base militar de Fort Bragg en Carolina del norte o la «Escuela de las Américas» en Panamá, miles de oficiales eran entrenados en técnicas de tortura y terror contra la población civil que luego fueron usadas en Chile, Argentina, Paraguay, El Salvador, Guatemala, Nicaragua etc. Sólo en lo atinente a Cuba, el terror norteamericano ha costado la vida ya a 3.478 personas. Así, el 4 de marzo de 1960 la CIA hace explosionar el buque de carga francés «La Coubre» en el puerto de La Habana. Mueren 101 personas. También se han utilizado ataques bacteriológicos, explosión de aeronaves en vuelo con población civil e innumerables intentos de asesinato contra el propio jefe del Estado, Fidel Castro.

El terrorismo del imperialismo no tiene límites, ni siquiera para su propia población. No pocos analistas juzgan muy verosímil que los EEUU sabían de antemano la operación de destrucción de las Torres gemelas de Nueva York. Y dejaron hacer. De hecho, ellos crearon, armaron y entrenaron al propio Bin Laden y a sus talibanes cuando les interesó derrocar al gobierno progresista de Kabul en 1989. La razón era provocar en su propia población tal conmoción que les dejara manos libres para militarizar, bombardear e invadir cualquier país, como hicieron antes en Yugoslavia y después en Irak, Afganistán... invasiones que tenían previstas desde hace tiempo porque, sencillamente, no entendían, por ejemplo, «qué hacía nuestro petróleo bajo sus arenas» o «nuestro coltan en las selvas del Congo». Puro y simple latrocinio, como el que ahora se pretende en los yacimientos de litio en Afganistán o con el paso de sus oleoductos y gaseoductos por las ex repúblicas soviéticas de Uzbekistán, Kirgistán, Tayikistán... y toda Asia central, ricas, además, en minerales y materias primas.

El problema estructural que han tenido históricamente los movimienos de liberación nacional y social es que no han sido capaces de ser lo «suficientemente terroristas». Cargados de moralina y prejuicios, han permitido que el terror de cualquier estado imperialista acabara enmudeciéndolos. Así ocurrió en la España posfranquista. Otro gallo habría cantado si se hubiese puesto coto a tiempo a sanjurjadas y otras muestras de «amor patrio» de la soldadesca fascista. Varias generaciones de hombres y mujeres conscientes y combativos políticamente fueron, al socaire del buenismo republicano, exterminadas por el simple y puro terror, ése que ahora dicen estos «demócratas» de Paco-tilla reconvertidos del fascismo que se les hace insoportable y para el que han ideado el correspondiente adoctrinamiento en las aulas vascas. Y no es ni la millonésima parte del que ellos crearon y extendieron.

Bien dice Lorenzo Espinosa (GARA, 1 de julio de 2010) que lo único verdaderamente insoportable para la burguesía es no poder controlar la respuesta fáctica de los «vencidos». O, dicho de otro modo, no poseer el monopolio de la violencia. Desde 1789 la burguesía no ha hecho otra cosa que inventar y extender el más puro terror en cuantos pueblos ha sojuzgado por el único interés que le aprieta: la explotación de seres humanos y la de los recursos naturales. Y para este fin cualquier método es absolutamente idóneo.

Bien es verdad que, maestros en el arte de la hipocresía, jamás admiten sus crímenes. Al contrario, los imputan a sus víctimas. Franco lo hizo en el bombardeo de Gernika, atribuyéndolo a los «rojos», y los Yanquis fingieron que las bombas nucleares de Hiroshima y Nagasaki eran «por el bien de la humanidad» y para acabar antes una guerra en la que Japón, seis días antes, ya había capitulado. Pero lo importante era comprobar los efectos de esas bombas en la población civil y, simplemente, lo hicieron. Los ingleses no fueron menos «eficaces» reduciendo a cenizas la ciudad alemana de Dresde cuando la guerra estaba acabada y no tenía ningún interés estratégico-militar.

Más sangrante aún, se permiten autoconcederse premios Nobel de la Paz en la persona de verdaderos psicópatas asesinos como Henry Kissinger, quien en 1973 promovió el golpe que costó la vida a Salvador Allende y a unos 15.000 chilenos más. En 1970 dio la orden para bombardear los pueblos de Camboya y Laos, lo que costó la vida de 350.000 civiles laosianos y 600.000 camboyanos.

Este mismo siniestro personaje, en un artículo de opinión publicado el mismo 11-S, decía que había que «erradicar de cuajo el terrorismo y todas las organizaciones terroristas» y que «los gobiernos implicados» debían pagar un precio muy alto. Seguramente no pensó un solo instante en tan bravucón aserto, pues de haberlo hecho debería haberse bombardeado a sí mismo y su país.

Resumiendo: el terror y el terrorismo son doctrina y uso común de las burguesías imperialistas desde su propia creación. El Estado español sabe mucho de esto y los GAL, BVE y otros no son cosa del pasado, como gusta ahora decir a estos piadosos pacifistas, sino muertos vivientes, zombies, que recuperan la vida cuando se les «necesita». Las investigaciones abiertas o malamente cerradas al respecto, como el caso de Basajaun o Jon Anza, ilustran bien lo que queremos decir. Las burguesías concibieron el terrorismo y lo extendieron a la población civil para paralizar y desarmar cualquier atisbo de rebelión contra su sistema de producción, y lo más terrible es que pretenden, y de hecho consiguen a menudo, hacer creer a esa misma población que los terroristas son «los otros», los sojuzgados, los que se rebelan, los oprimidos. ¡Cuánto hay que aprender de la burguesía!

jueves, 22 de julio de 2010

http://blip.tv/file/3899561


Artículo leído por Antonio...por ausencia del autor y amigo Carlos Bernabé...dirigido a las conciencias para que la corrupción quede en el olvido junto a sus protagonistas: los políticos profesionales.

domingo, 4 de julio de 2010

Parlamento y terrorismo



Sábado, 03 de Julio de 2010 16:55 inSurGente.org Estado Español - Política


(Un artículo de Antonio José Gallardo Rodrigo, fontanero parado y militante de Corriente Roja).- Los ingenuos siempre pensaron que cuando se hablaba de “víctimas del terrorismo” se circunscribían a las habidas después de la Constitución del 78 (por cierto que impuesta ésta misma por el miedo y la traición). Y que las anteriores a éstas se encontraban en las cunetas aún sin un entierro digno, como víctimas del genocidio franquista. Pues bien, es hora de abrir los ojos (aunque nada de ésto sorprenda) y de sobrepasar fechas porque la casta política de este país, al unísono (ni tan siquiera el revolucionario Llamazares alzó la voz para replicar) nos ha dicho, que de eso nada, que las únicas víctimas a las que llorar y por las que guardar ese minuto de silencio tan de rigor en estos actos son las provocadas por E.T.A casi en exclusiva, aún cuando ésta luchase contra el régimen más criminal, instalado en el Estado español allá por el año 68, cuando su primera acción con víctima mortal.


De este homenaje institucional “a las víctimas del terrorismo” debemos sacar conclusiones positivas. Bien; se ha confirmado el 27 de Junio como el día oficial de estas víctimas. La fecha es muy importante, por una parte porque rebasa esa “línea roja” que sería la de la supuesta transición ejemplar para homenajear a criminales y torturadores incluso del anterior régimen, como el reconocido colaborador de la Gestapo y torturador condecorado Melitón Manzanas (primera víctima real de E.T.A) o el militar y Presidente del Gobierno franquista Carrero Blanco. Y por otra parte, nuestro amigo Iñaki Egaña nos describe con datos demostrados “Cómo se construye una mentira”...una mentira para dulcificar un acto envenenado, aunque las víctimas sigan en las cunetas sin reconocimientos institucionales. Pero la conclusión es clara y rotunda y no deja margen a la duda.


Debo decir (tapándome la nariz) que estoy totalmente de acuerdo con el Presidente del Parlamento español José Bono cuando dice que “no hay terrorista bueno ni pueblo digno capaz de acoger a sus cómplices”. Que me digan dónde está la dignidad de este pueblo tan español y tan suyo que durante cuarenta años soportó el fascismo sin ningún tipo de máscara democrática. La dignida sólo estuvo de la mano de los que resistieron y de los que siguen enterrados en sus cunetas.


Ea, pero como estoy convencido de la buena fe de este católico romano pues pienso que se refiere al terrorista Franco como cabeza de la trama y a todos los que en su larga trayectoria han causado terror a este pueblo manu militari o echando a los grises o nacionales contra las manis obreras. Y quiero pensar que deja caer también su más enérgica condena a organizaciones terroristas financiadas por ese Estado tan español incluso después de dado por concluido el anterior régimen fascista: como la Triple A, el Batallón Vasco Español y desde luego al surgido de las entrañas del partido donde milita, por cierto que muy socialista y obrero; los G.A.L. Y quiero pensar que este señor no se ha vuelto loco cuando despelleja al pueblo “si acoge a sus cómplices” sobretodo por que imagino la cara desencajada del monarca, éste que juró por los Fundamentos del Reino y ni por asomo prometió nada por la Constitución heredera, tanto que se ha transformado en democrática. Y pienso en el número infinito de políticos que ejercieron en el régimen criminal y continuaron en éste (eso sí, convirtiéndose en demócratas de toda la vida); en magistrados y jueces, en banqueros y empresarios, que se lucraron del crimen y abanderan la actual democracia, tan suya ella, que parece que no haya cambiado.


Pero yo soy hombre de poca fe... por eso este Bono de “nuevo pelo” se atreve a amenazar con no pasar la “línea roja”, que obliga a callar y obedecer.


Y Francisco López El Ilegítimo, se atreve a puntualizar que esa línea roja ( la de la lucha contra el terrorismo) siempre ha existido. O sea que la Triple A, el Batallón Vasco y los GAL....y los que asesinaron a Jon Anza son un invento....¿de sus víctimas?


Esta casta política representa como nadie a ese pueblo indigno del que nos habla el hombre de nuevo pelo, a ese pueblo callado que otorga y sólo se manifiesta con un balón por bandera. Por eso se han puesto manos a la obra para mantener el sosiego parlamentario donde sólo puedan oírse sandeces para simular diferencias, y buscan retorcer aún más la fascista Ley de Partidos....para que el pueblo digno (que también existe) no pueda tener un representante a su imagen, como aquél que conminó a que (esta casta política) “sacasen sus sucias manos de Euskadi”, aunque yo prefiero que de todo el Estado, para que todas las naciones puedan decidir su alianza libremente como pueblos soberanos.(Gracias Jon).


Pero hay más, mucho más en ese homenaje envenenado y es la apisonadora del propio concepto de terrorismo. La RAE lo define como dominación por el terror, ¿y no es esta casta la que domina a este pueblo, parte consentido parte indignado en la situación actual de miseria moral, de terror existencial, de exterminio de voluntades críticas, de ninguneo laboral?¿No es la esclavitud (o la semiesclavitud), el desempleo forzoso, las desigualdades estratosféricas, la explotación laboral....dominar con terror?



¿Hacían un homenaje a las víctimas del terrorismo?

Pues bien, aquí tienen un pueblo hambriento de Justicia desde hace 74 años. Nosotros también sabemos sobrepasar fechas. Pero también sabemos renunciar a que nuestros verdugos nos homejajeen ni homenajeen a nuestros muertos, que aún siguen sin el reconocimiento de las instituciones y sin el entierro que se merecen.



Ya estamos nosotros, el pueblo digno, el pueblo con memoria, para ofrecerle el mejor de los homenajes: la continuación de su lucha.