Recortes sociales en Europa

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miércoles, 27 de mayo de 2009

O se está con la revolución o se está con la mentira

O se está con la revolución, o se está con la mentira

La ilegalización de II-SP es un paso más de lo que denominé, hace tiempo, “estrategia de contrarrevolución preventiva”, implantada por el régimen de Madrid. Esa maniobra, no es un síntoma de fortaleza sino de debilidad, la debilidad de un sistema que hace aguas por todos lados, sumido en corrupciones, escándalos políticos, estado de excepción en el País Vasco, sumarios judiciales delirantes y una crisis económica gravísima. Lo sucedido en torno a II-SP, confirma la existencia de dicha estrategia, estos acontecimientos lo demuestran.

Alfonso Sastre, miembro de la candidatura, ha sido utilizado como una de las variadas excusas esgrimidas para ilegalizar II-SP. Al respecto, parece que se creen que somos tontos, pues si el dramaturgo formara parte, de alguna manera, de la organización armada vasca ETA, sabemos dónde estaría en este momento. Lo que ocurre, es que Sastre nunca aceptó la democracia-basura impuesta por el franquismo, devenida, actualmente, en un sistema de poder de una sola clase, sustentado por la aberración bicéfala, Partido Popular-Partido Socialista.

Algunos estimaron en su día, la necesidad de utilizar el escaso margen legal concedido por el régimen (una opción legítima), pero olvidaron, consciente o inconscientemente, sus iniciales posturas revolucionarias, que- incluso dentro de ese marco- podrían haber logrado el arribo de una auténtica democracia. Sólo sectores revolucionarios independentistas del País Vasco y otros grupos minoritarios del Estado, optaron por la ruptura democrática, y la mayoría de ellos acabó en la cárcel sin que nadie abriera la boca. Decía Lenin que había que ser revolucionario para, al menos, conseguir reformas. En España esa táctica fue descartada, y aquellas aguas trajeron estos lodos.

Ahora, II-SP conoce en carne propia contra qué se enfrenta; por tanto debería, estudiar, revisar y condenar públicamente (en los casos que sean procedentes), las penas de cárcel que sufrieron- y sufren- vascos independentistas (porque todo es ETA), comunistas (porque todo es GRAPO) y anarquistas, que no renunciaron a sus principios revolucionarios. Revolución significa cambio drástico en el gobierno de las cosas, un cambio que suelen relacionar con la violencia, pero que puede desarrollarse pacíficamente, utilizando- como dije al principio- los límites legales que procuren las instituciones sociales de un país, incluso aunque aquellos no sean amplios.

Afirma el ministro Rubalcaba- tratando de justificar lo injustificable-, que “o se está con los votos o se está con las bombas”, pero para quienes estamos en una trinchera distinta, o se está con la revolución, o se está con la mentira.

JM Álvarez

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